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Saturday, July 17, 2021

El elixir de los antiguos peruanos

                                                  El elixir de los antiguos peruanos.

 

Por: Alfredo Estrada Zavaleta.

 

Las tierras mochicas y chimues, son espacios de una riqueza cultural, que ofrecen una  informaciòn sobre las formas de vida y las diversas tècnicas, utilizadas en las edificaciones, los objetos de culto y uso cotidiano por los antiguos pobladores. Cualquiera fuera su fin, la decoraciòn y estilo empleado, sugiere la etapa del desarrollo alcanzado o la integraciòn con otras culturas adyacentes del norte peruano; compartiendo asi: Divinidades, leyendas, alimentos y arte.

 

Muchos ceramios por lo cual, tienen distintos motivos de las principales ceremonias ancestrales y las fiestas comunitarias, por grupos de danzantes e interpretes con aeròfonos y percusiòn; reuniones que llevarìan, al consumo de las cosechas y preparados especiales. La cultura mochica, tuvo como lugares preferentes de siembra y cultivo, aquellos ubicados en zonas las urbanas, tal: Huaca Cao Viejo (Chicama) y Luna (Moche); mientras otros del medio rural, asi: Quirihuac y Ciudad de Dios del sector Laredo. Dichas labores eran efectuadas por hombres, niños y jòvenes, a efecto de preservar los conocimientos y las tècnicas agrìcolas adquiridas; relacionadas, principalmente,  del riego y la calidad de los cereales, legumbres, tubèrculos y frutas. Hoy,  apreciamos esa gran variedad de alimentos, como: Maiz, zapallo, pallar, mani, camote, papa, aji, pacae-guaba, algarrobo, lucuma, mamey, chirimoya, guanabana y otros.        

 

Segùn los hallazgos arqueològicos y las tradiciones, que conservan ciertos pueblos mochicas, un producto de larga data es la: Chicha  (cutzhio, cochi o koche); bebida lograda a partir del maiz molido, cocido y fermentado en recipientes de barro, que dispone una muestra del legado històrico y nutritivo, presente en la regiòn. Las Tinajas del Complejo El Brujo, suponen un claro ejemplo de meridiana importancia para la producciòn del citado elìxir.

 

Esta actitud de esfuerzo y dedicaciòn en las actividades productivas, fue heredada por la cultura Chimu; desde el plano agricola con el empleo de wachaques (chacras hundidas), puquios o pukyu (manantial) y abono natural y ademas, el modo de preparaciòn de sus alimentos: Cocidos, tostados y frescos. Dejando huella de su accionar en zonas como: Canal Mochica, Moro Huatape y Santo Domingo (entre Chicama y Moche); durante los festejos y reuniones, la Chicha,  seria un licor esencial y privilegiado de costumbre y socializaciòn.

  

Aunque preparada con otros insumos (chancaca, manì, piña, etc) en otras regiones de   Amèrica; tiene un significado memorable para la historia del Incario y una trascendencia patriòtica ineludible. Inspiracion fijada entre julio y diciembre de 1820 y conferida por obra del mulato y director de bandas, Jose Bernardo Alcedo Retuerto y Jose de La Torre Ugarte; siendo interpretada con expectativa, un 28 julio de 1821 ante el Libertador, Jose de San Martin y Matorras.

 

La canciòn-marcha, esta formada por un coro y nueve estrofas, cuya letra refiere las propiedades del manjar andino, que acompaña los exquisitos platos del chupe, el quesillo y el sebiche; cuanto, su apariencia y sabor, ante otras bebidas del vino y la sidra, que segùn el texto incomodan al opresor. A su vez, expresa una clara reflexiòn sobre la tiranìa y la explotaciòn iberica, en tanto como respuesta, el orgullo y el despertar de los patriotas por la libertad  y la gratitud al heroe divino. El esquema ritmico-melodico de la obra, incorpora varios saltillos y galopas de forma muy dinamica y colorida; bajo la tonalidad de sol mayor, sus consiguientes acordes principales y la sugerente idea con enfasis del compas veintiuno,  por uno mayor del segundo grado.

 

En suma, la Chicha, es un sìmbolo de la creatividad culinaria de los antiguos peruanos, que acompañaba sus  ceremonias y festividades; cuanto, el deleite de los pobladores al brindar por la generosidad de la tierra sembrada con ingenio y la libertad alcanzada, por la fe y convicciòn de los patriotas, señalada por obra del mestizaje, color que apreciamos en esa bebida sagrada y milenaria. Quizàs y de manera paralela, se gesto este espìritu patriòtico; que Josè Bernardo Tagle y Portocarrero; proclamò en la Independencia de Trujillo, un 29 de diciembre de 1820.     

        

 

 

 

 

 

      

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