LOS FRENTES DEL SENSACIONALISMO.
Por: Alfredo Estrada Zavaleta.
El sensacionalismo, es una estrategia social de larga data, que en tiempos antiguos prospero a través de las bolas o chismes, como una manera de matizar la vida, ausente de ciertos medios de diversión masificados o tal vez en la finalidad de modificar las circunstancias políticas, económicas, filosóficas, científicas y culturales, en determinadas zonas geográficas, con efecto al Poder. En la última mitad del siglo xx, esta figura de clara influencia en la sociedad; se manifestó en formas sencillas como otras tan complejas de diseños y mecanismos de alta especialización, así por ejemplo: Espionaje, campañas, frivolidad, marchas, por citar algunas. Se utilizaron medios de difusión escritos, radiales, televisivos, artículos de consumo en general y en la actualidad, se recurre a los famosos programas de tele realidad (“talkshow y “realitys”), alentando la presión incesante de las redes sociales.
Sin embargo, se podría aseverar, que ello gira en torno a tres aspectos importantes y que son explotados en niveles y condiciones: Dinero, influencia y status; mediante ellos se miden los efectos del tratamiento de un tema específico hasta la saciedad y según la reacción de los consumidores, este se encauza en virtud de otros propósitos, que permitan la expectativa del conglomerado. Simplemente son elementos de un negocio, que antes se forjaba en la histeria juvenil y hoy abarca, muchos segmentos de arraigo popular; que se fundamentan en: Afectar de manera radical los patrones establecidos, lograr con éxito ciertas reformas, imponer un conjunto de términos en el lenguaje cotidiano, captar la atención permanente y compulsiva de todos los grupos sociales, conseguir resultados prefijados y convenientes a la inversión realizada y promover el alboroto (admiración-rechazo). En sí, utilizar el contenido de las más extremas situaciones, para contrarrestar el stress moderno compuesto por: La apatía, la inconformidad, el cansancio laboral, etc.
Entre los frentes de este fenómeno, se puede señalar: a) Campo político, determinado por el empleo de las argucias y las ambiciones en las actividades partidarias, electorales y gubernamentales, cuanto por aquellas “movidas” que juegan a favor o en contra de acuerdo a la oportunidad y fines programados; b) Profético y catastrófico, signado por la ocurrencia de muchos eventos destructivos y otros, casualmente factibles de efectuarse en algunas zonas geográficas y fechas muy simbólicas; c) Comerciales, por la acción de las potencias y monopolios del mercado económico y financiero y sus derivaciones en la producción y consumo de bienes y servicios; d) Dogmática, llevada en la Fe de las grandes comunidades, fortalecidas y agrupadas en su formación, las que en suma, constituyen una buena fuente de ingresos, poder político, dominio territorial y participación en los programas de asistencia mundial, que a veces constituye un serio obstáculo en las pretensiones de muchos sectores en la actualidad.
Finalmente, los escándalos y el sensacionalismo, tienen un fin económico y temporal; que se resume en la sutileza de: las pandemias, el petróleo, las creencias, las dictaduras, la música satánica y el show mediático.
Por: Alfredo Estrada Zavaleta.
El sensacionalismo, es una estrategia social de larga data, que en tiempos antiguos prospero a través de las bolas o chismes, como una manera de matizar la vida, ausente de ciertos medios de diversión masificados o tal vez en la finalidad de modificar las circunstancias políticas, económicas, filosóficas, científicas y culturales, en determinadas zonas geográficas, con efecto al Poder. En la última mitad del siglo xx, esta figura de clara influencia en la sociedad; se manifestó en formas sencillas como otras tan complejas de diseños y mecanismos de alta especialización, así por ejemplo: Espionaje, campañas, frivolidad, marchas, por citar algunas. Se utilizaron medios de difusión escritos, radiales, televisivos, artículos de consumo en general y en la actualidad, se recurre a los famosos programas de tele realidad (“talkshow y “realitys”), alentando la presión incesante de las redes sociales.
Sin embargo, se podría aseverar, que ello gira en torno a tres aspectos importantes y que son explotados en niveles y condiciones: Dinero, influencia y status; mediante ellos se miden los efectos del tratamiento de un tema específico hasta la saciedad y según la reacción de los consumidores, este se encauza en virtud de otros propósitos, que permitan la expectativa del conglomerado. Simplemente son elementos de un negocio, que antes se forjaba en la histeria juvenil y hoy abarca, muchos segmentos de arraigo popular; que se fundamentan en: Afectar de manera radical los patrones establecidos, lograr con éxito ciertas reformas, imponer un conjunto de términos en el lenguaje cotidiano, captar la atención permanente y compulsiva de todos los grupos sociales, conseguir resultados prefijados y convenientes a la inversión realizada y promover el alboroto (admiración-rechazo). En sí, utilizar el contenido de las más extremas situaciones, para contrarrestar el stress moderno compuesto por: La apatía, la inconformidad, el cansancio laboral, etc.
Entre los frentes de este fenómeno, se puede señalar: a) Campo político, determinado por el empleo de las argucias y las ambiciones en las actividades partidarias, electorales y gubernamentales, cuanto por aquellas “movidas” que juegan a favor o en contra de acuerdo a la oportunidad y fines programados; b) Profético y catastrófico, signado por la ocurrencia de muchos eventos destructivos y otros, casualmente factibles de efectuarse en algunas zonas geográficas y fechas muy simbólicas; c) Comerciales, por la acción de las potencias y monopolios del mercado económico y financiero y sus derivaciones en la producción y consumo de bienes y servicios; d) Dogmática, llevada en la Fe de las grandes comunidades, fortalecidas y agrupadas en su formación, las que en suma, constituyen una buena fuente de ingresos, poder político, dominio territorial y participación en los programas de asistencia mundial, que a veces constituye un serio obstáculo en las pretensiones de muchos sectores en la actualidad.
Finalmente, los escándalos y el sensacionalismo, tienen un fin económico y temporal; que se resume en la sutileza de: las pandemias, el petróleo, las creencias, las dictaduras, la música satánica y el show mediático.
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